Comunicación efectiva en el equipo

El fútbol, como un deporte complejo que es debido a la cantidad de interacciones que se producen entre un gran número de elementos, necesita expresamente la reducción de la incertidumbre hasta unos niveles que nos permita conseguir nuestros objetivos dentro del juego.

Para ello, la comunicación dentro del equipo juega un papel fundamental en este aspecto: anticiparse a las situaciones que se van a producir o que se cree que se van a producir, ayuda a todos a tomar mejores decisiones

Pero si atendemos al rival, esta comunicación también es un factor determinante, ya que puede llegar a generar incertidumbre que ayudará a sacar ventaja de cada situación.

Se podría decir que el apartado de la comunicación en fútbol es uno de los campos menos explorados en la actualidad. En este artículo vamos a profundizar en ello y dar una serie de claves que ayudarán a que mejore este apartado dentro de él.

Una comunicación común

Crear un lenguaje común dentro de la estructura elevará la coordinación entre los elementos del equipo y generará una interactividad más efectiva.

En su mayor parte, debe ir enfocado a la resolución de situaciones tácticas a partir de las diferentes formas de comunicación. Existen tres formas de comunicación entre los jugadores, que son:

  • El lenguaje.
  • Los gestos.
  • Los movimientos.

En el primer nivel nos encontramos con el lenguaje. Se debería definir una serie de palabras que permitan la coordinación de los jugadores en diferentes ámbitos como puede. Por ejemplo, la línea de 4 defensas o la relación que se genera entre pares, como puede ser lateral-extremo.

Con respecto al rival, este utilizará el sentido del oido para detectar qué se va a producir después de la acción, algo que puede resultar más sencillo para ellos.

En un segundo nivel de comunicación, encontramos los gestos, que vienen a sustituir a las palabras. En este caso, el jugador rival tendrá que utilizar el sentido de la vista para intentar intuir que se va a producir después de ese gesto. Está claro que existe una limitación elevada a la hora de dirigir la mirada hacia uno de los elementos del juego, es decir, el jugador rival no puede estar mirando al poseedor del balón y a la vez a su adversario, por lo que un gesto de este último sin que lo vea el adversario, le generaría cierta ventaja en el juego. 

En un tercer nivel nos encontramos con los movimientos, que representan el indicador más complejo de interpretar dentro del juego. No es más que una acción motriz que indicará la intención previa a lo que se va a producir después.

Atendiendo a estos tres niveles, se deberá crear un protocolo de comunicación dentro del equipo con el objetivo de unificar criterios para llegar a un mejor entendimiento de las partes.

Ni que decir tiene que, la generación de este código de comunicación puede llevar la variante del engaño, es decir, crear palabras, gestos o movimientos que tengan un significado claro a la vista de todos pero en la que el jugador lo va a interpretar de forma contraria a lo que significa, creando confusión en el rival de la que se pueda aprovechar.

¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de crear este protocolo?

Los principales aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de la creación de este protocolo de comunicación son:

  • El idioma en el que se va a generar el protocolo. Dentro de este mundo tan globalizado, nos podemos encontrar dentro del equipo a jugadores con diferentes nacionalidades, lo que es un punto importante a tener en cuenta.
  • La cultura de la que procede el jugador va a condicionar la generación del protocolo, desde su religión hasta las costumbres que hay en su país de origen, influyen fuertemente.
  • La inteligencia táctica de cada jugador, es decir, la base futbolística que tengan va a influir en que se pueda crear un protocolo más amplio o más profundo, con una complejidad elevada.
  • Si es un mensaje al colectivo o de manera individual, no es lo mismo dirigirse a todo el grupo que a un jugador en concreto, en el que se tendrá en cuenta la personalidad y la forma de recibir esa orden.

¿Cuando empezar a desarrollar este sistema de comunicación? Existe un primer momento que es en la pretemporada, y en la que se debe iniciar este proceso y después, se dará una continuidad en plena temporada. 

Comunicación entrenador-jugador

Durante todo el artículo hemos hecho referencia principalmente a la comunicación entre los jugadores dentro del terreno de juego, pero ¿y la comunicación entrenador-jugador?¿Es menos importante? Por supuesto que no. Aunque si es cierto que esta se reduce a dos niveles simplemente, el lenguaje y el gesto.

Esta comunicación se produce fundamentalmente en dos grandes escenarios: el primero es en las situaciones de entrenamiento, dentro del campo, y en competición, fuera de él.

En el entrenamiento, la comunicación que se produce está enfocada a la explicación y corrección de las situaciones de juego que se originan con las tareas que realizamos. Además, puede ser justo en el momento de desarrollo de la tarea o a posteriori. Identificar el momento correcto de enviar el mensaje, ayudará a que sea mucho más efectiva.

La presión a la que nos encontramos durante un entrenamiento es más baja que en un partido de competición, por lo que nos llevaría a poder parar el entrenamiento y explicar con mayor detenimiento la situación que se está produciendo.

La comunicación en un partido depende de múltiples factores para que sea efectiva, como pueden ser el ruido ambiental o la distancia a la que nos encontremos del jugador en cuestión, por lo que quizás deberemos utilizar más el gesto que el lenguaje. Para usar el lenguaje, el entrenador puede ayudarse de un jugador cercano a él dentro del campo para que transmita la información o llamar al jugador hasta el banquillo en un momento de interrupción del juego y explicarle la información en cuestión.

Fuera del terreno de juego, también se encuentran las charlas y sesiones de vídeo entre jugador-entrenador. Las charlas pueden ser individuales o colectivas, y su temática abarca desde situaciones deportivas y/o extra-deportivas. Las sesiones de vídeo llevan una carga puramente táctica, y es necesaria una concentración elevada por parte de todos los miembros que la componen.

El técnico debe tener cuidado con los gestos involuntarios que se realizan a menudo. Esta manera de actuar de forma inconsciente puede ser peligrosa, ya que, sin quererlo, puede generar en el jugador estados emocionales negativos que no ayuden en ese momento.

Controlar este aspecto se antoja fundamental para el entrenador, por eso muchos de ellos ya piden ayuda a coaches personales que los evalúan en partidos y entrenamientos para su mejora.

Como conclusión podemos decir que, la creación de este sistema de comunicación ayudará al equipo a generar un proceso de ayuda continuo, se llegará a una sincronización entre los jugadores que reducía el tiempo de acción del rival y aumentará el tiempo al compañero para decidir mejor qué hacer. También se reducirá el número de errores que se puedan cometer, lo que conllevará a un mayor acierto en las acciones.

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