La evaluación del entrenamiento en fútbol

En los últimos años, el deporte, y el fútbol en particular, ha evolucionado hasta llegar a unos niveles de análisis científico inimaginables. Así se llegó a comprender que, como todo proceso de enseñanza-aprendizaje, necesitaba una evaluación anterior y posterior al entrenamiento para sacar conclusiones exactas de lo que se estaba trabajando.

Normalmente, esta evaluación suele estar preparada para la formación del jugador, pero suele estar influenciada en gran medida por los resultados obtenidos en la competición, cosa que no es del todo real. Así que en este artículo vamos a centrarnos simplemente en la evaluación del entrenamiento, intentando explicar los elementos a tener en cuenta a la hora de realizar una buena evaluación de nuestro sistema de entrenamiento con el propósito de como se puede medir y controlar lo que estamos haciendo en los entrenamientos a partir de nuestras sesiones y tareas.

¿Qué es evaluar?

Podríamos acudir al diccionario para respondernos a esta pregunta y decir que es “la valoración de conocimientos, actitud y rendimiento de una persona o servicio”. No obstante, debemos tener en cuenta que el fútbol es un deporte de gran dinamismo y con infinidad de parámetros a observar a la hora de evaluar. Por lo que la evaluación de comportamientos complejos es mucho más difícil que en ciencias exactas.

Para ello, se debe definir un camino cíclico que consiste en un primer paso que es evaluar, a continuación planificar y, por último, implementar para volver al principio con otra evaluación del proceso desarrollado.

Esto se realiza a partir de unos criterios de observación, una fase de análisis de la situación y un proceso de tomar decisiones para a continuación poder planificar e implementar.

¿Qué debemos evaluar?

Debemos atender a cuatro grandes bloques dentro de la evaluación del entrenamiento, que son:

  • El análisis del juego, donde pondremos atención al modelo de juego que estamos intentando implementar, los medios técnico-tácticos a nivel general y la estrategia.
  • El análisis del jugador, al que deberemos valorar tanto en los aspectos técnicos, tácticos, físicos como psicológicos.
  • El análisis del proceso de aprendizaje, en este caso las tareas utilizadas, atendiendo a los objetivos, el contenido y el método que se utiliza para trabajar con esas tareas.
  • Y por último y no menos importante, aunque existe gran cantidad de técnicos que no la tienen en cuenta que es la autoevaluación del entrenador y/o cuerpo técnico, dentro de la dirección del entrenamiento y la toma de decisiones en cada momento.

Aquí podríamos incluir también la evaluación del rival, ya que es de suma importancia para nuestros objetivos, aunque depende del contexto en el que nos encontremos, ya que si la evaluación la estamos realizando en una academia de formación del jugador, este dato adquiere una menor importancia.

¿Para qué evaluar?

Todo este proceso de evaluación se debe realizar para poder planificar y organizar el entrenamiento a nivel general y las sesiones de entrenamiento de los próximos días, estableciendo metas alcanzables y una metodología adecuada al jugador y al equipo.

También nos servirá para detectar si la dificultad del método de trabajo y de las tareas están adecuadas al nivel del jugador.

Y, por último, para decidir cual será la alineación en el próximo partido, detectando qué jugadores están en la mejor disposición posible para afrontar la competición, atendiendo a las características del próximo rival o por el rendimiento apreciado durante la semana de entrenamientos.

¿Cuándo evaluar?

Existen tres momentos principales en los que realizar una evaluación del entrenamiento:

  • Inicial, en la que se determina el momento de partida y el estado en el que se encuentran nuestros jugadores antes de la sesión.
  • Desarrollo, en el que observamos el nivel que se está alcanzando en relación a los objetivos propuestos en esa sesión. También nos permitirá intervenir en la organización de las tareas si es necesario.
  • Final, en la que se determina el grado de consecución de los objetivos marcados, si se han conseguido o no y si se puede seguir con el plan establecido para las próximas sesiones o hay que variar ciertas cosas.

¿Con qué evaluar?

Tenemos a nuestra disposición diferentes formas a la hora de evaluar el entrenamiento.

Se pueden utilizar planillas de registro manual, en las que a partir de la anotación podremos ir apuntando los comportamientos que estamos observando y que nos aportarán una idea de cómo está marchando el entrenamiento. En este punto podemos añadir una tabla con los aspectos positivos y negativos observados, así como escalas cuantitativas y cualitativas de los mismos.

A continuación podemos añadir estos datos registrados a un software estadístico, como puede ser Micosoft Excel en el caso de no tener demasiados recursos o en otro soporte más especializado, en el que se irían acumulando de forma repetitiva, sesión tras sesión y que nos aportaría información valiosa a corto, medio y largo plazo.

Una vuelta más se le podría dar con los conocidos sistemas de control de entrenamiento, como los GPS, que nos aportarían datos físicos con un gran nivel de detalle sobre los recorridos, velocidades, cambios de dirección, aceleraciones y desaceleraciones entre otros muchos.

Por último, añadiríamos a esta lista las imágenes de vídeo, un medio muy importante en estos momentos, junto con algún software específico de análisis del juego, que nos permitiría poder visionar de nuevo el entrenamiento y llevar un registro que nos permitirá consultar los aspectos evaluados en momentos puntuales de la temporada.

Proceso de la evaluación

Para establecer este proceso de evaluación, debemos crear en primer lugar unos criterios a seguir.

A continuación, realizar un análisis de la calidad de los datos que estamos adquiriendo para después realizar la recogida de información mediante las planillas o grabaciones. Analizar estos datos de manera individual, por líneas y colectiva. Atiendo al modelo y la dinámica del juego.

Realizar una presentación a los jugadores de forma individual, por líneas o equipo.

Y por último realizar un almacenaje de los datos por si es necesario una consulta a posteriori.

En este proceso es fundamental no saltarse ninguno de estos pasos, porque hacerlo, conllevaría a una perdida importante de objetividad y de tiempo, ya que por ejemplo, el no tener almacenados los datos en un lugar accesibles, nos llevaría a tener que realizar otra vez el proceso desde el inicio, con la consiguiente pérdida de tiempo y la aportación de un nuevo esfuerzo innecesario.

Para finalizar, recordar que las claves de una buena evaluación es que deben ser objetivas y realizadas de manera continua para que no se incurra en pérdida de tiempo sin ayudarnos en nuestro trabajo diario. Además, deberá ayudarnos en cualquier faceta en la que estemos trabajando, ya puede ser como entrenador o como analista táctico del equipo.

Y debe estar fundamentada en la planificación y la implementación del trabajo, acorde a lo que el fútbol precisa y los jugadores necesitan, sin estar influenciados por el resultado de la competición que en muchos casos no reflejan el trabajo y la enseñanza que se está llevando a cabo.

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